Máxima experiencia en el cultivo de kiwi
Es una planta dioica procedente de los bosques de China que tras cultivarse en Nueva Zelanda se popularizó con el mismo nombre que el pájaro Kiwi. Se comporta como una enredadera. Para su cultivo requiere de una estructura para el tallo que lo soporte y facilite la recolección del fruto.
El fruto es una baya ovalada de color marrón con piel fina y pelitos. La pulpa es firme y jugosa comúnmente verde, pero con variedades de diferentes colores.
Sus raíces son demandantes de oxígeno por lo que prefiere suelos sueltos con poco contenido de arcilla y alto porcentaje de MO. Tiene un crecimiento radicular lento pero eficaz, aprovechando al máximo los recursos hídricos y nutricionales del mismo. La mayor parte de las raíces están en los primeros 80 cm de profundidad.
Floración se produce en los brotes mixtos, en las axilas de las primeras hojas de las nuevas ramas. Son flores fisiológicamente unisexuales, por lo que se necesita de plantas masculinas para fecundar a las femeninas. La floración se da entre finales de mayo y principios de junio. En ese momento deben de coordinarse ambas floraciones para que el polen llegue a su lugar.
Fitopatologías
Un cultivo sano y protegido es capaz de llegar a las producciones máximas. Evitar la aparición de enfermedades es la mejor forma de controlarlas. Estar atento a los síntomas y consulta con los expertos en Kiwi.
Nutrición
Es un cultivo muy exigente. Necesita tener cubiertas las necesidades nutricionales que son cambiantes a lo largo del ciclo. No podemos dejar a la suerte la producción y la calidad, aplicar lo necesario sin gastar de más.
Combatir enfermedades en cultivos de kiwi
Este frutal es muy sensible a los encharcamientos y la asfixia radicular causando pudrición de la raíz y daños graves en la planta. En la parte aérea también aparecen pudriciones y botritis.
El mosquito verde (Empoasca vitis), común a la vid, o los ácaros también causan plaga sobre el kiwi. Un correcto monitoreo con trampas delta y laminas engomadas nos indica si es necesario tratar el cultivo.
Tienen especial importancia las enfermedades bacterianas como la Pseudomonas viridiflava, una bacteria epifita que de forma oportunista prolifera en el interior de la planta causando daños. Ataca principalmente a los botones florales y flores abierta, que adquieren un color oxidado/dorado y provocando el secado y muerte. En hoja produce manchas necróticas de tamaño variable.
Otra muy importante es la Pseudomona syringae pv. actinidiae causante del Chancro bacteriano o PSA. Se caracteriza por los abundantes exudados que fluyen por las a heridas en la salida de la parada invernal. Toman tonalidades de color rojo anaranjado y/o de color blanco. En esas zonas, al abrir la corteza, detectamos una necrosis en la zona vascular de tonalidad roja que indica la presencia de la bacteria. Las ramas tienden a secarse y morir y si se extiende puede causar la muerte completa del frutal. En las hojas también a parecen manchas típicas de las pseudomonas. Las plantas jóvenes son más propensas, con alta tasa de mortalidad.
En Terrastar estamos en una continua búsqueda de nuevas soluciones y medidas de control que controlen estas enfermedades tan dañinas. Aunamos medidas de control químico como control biológico y recomendamos buenas prácticas agrícolas para evitar propagaciones.
Nutrición en cultivos de kiwi
El kiwi necesita un buen nivel de materia orgánica en el suelo. Por otra parte, también necesita buenas cantidades de nitrógeno, para formar la parte frondosa, acompañado del magnesio. La mayor parte es necesaria entre brotación y cuajado. En la floración es muy importante la calidad del polen por loque debe aportarse boro y molibdeno y un poco de fosforo. En el cuajado es importante el magnesio para posteriormente dar paso al calcio y potasio. En el llenado del fruto se producen los mayores consumos de potasio. El kiwi es un demandante de calcio, por lo que si el suelo no tiene buenas reservas es necesario el encalado para corregir esa carencia.
Factores climáticos en cultivos de kiwi
Los factores climáticos más idóneos son inviernos cortos con temperaturas que sean bajas, pero sin exceso, para poder acumular las horas de frío necesarias para brotar correctamente. Sumado a unas primaveras sin heladas y veranos poco calurosos, incluso con lluvias que mantengan la humedad ambiental. Las heladas son el principal riesgo de daño sobre las brotaciones portadoras de flores. En parada invernal resiste temperaturas bajo cero. Es conveniente que la humedad ambiental sea alta, por lo que veranos calurosos o muy soleados probablemente generen problemas en las plantas.
